¿Qué tanto nos beneficia la cumbre ASPA?
(*) Diario Los Andes (Puno) / Radio Reina de la Selva (Amazonas) / DIPLOOS (Caracas, Venezuela), 01/Oct/12
En el Perú tenemos una visión algo atípica de la Política Internacional: Mientras que procuramos dar prioridad a nuestras relaciones con países lejanos (incluso exóticos); las iniciativas relativas a nuestras relaciones vecinales son generalmente vistas desde un segundo plano, y muchas veces hasta menospreciadas. Este esquema se basa en una visión maniquea del mundo, en la cual los países extranjeros allende los mares son vistos como una fuente ilimitada de inversiones, Democracia, libre comercio, transparencia y respeto a las libertades personales; mientras que del otro lado, nuestros países vecinos son vistos como una especie de gigantesco pueblo joven, lleno de corrupción, miseria y estatismo. Ambas visiones son, obviamente, erróneas, ya que ignoran los hechos a ambos lados; sin embargo suelen ser muy difundidas por los grandes medios de comunicación limeños (Recomiendo leer la columna de Alberto Adrianzén del 16/Set/12 al respecto).
Por eso me parece ingenuo y poco realista el excesivo entusiasmo con el que recibimos aquí la llegada de diversos líderes políticos de Oriente Medio en el marco de la Cumbre América del Sur-Países Árabes (ASPA); la cual se lleva a cabo en este momento en nuestra ciudad capital. Por ello, es necesario comprender algunas particularidades de esta poco comprendida región.
El filósofo José Cornejo señala cinco características fundamentales de Oriente Medio: Primero, es un espacio cargado de historia, lo cual favorece visiones idílicas o paradisíacas como elemento de Marketing, sobre todo turístico. Segundo, las tres principales religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islam) surgen en esta región, siendo elementos fundamentales en los grandes conflictos que por siglos la han venido desgarrando. Tercero, es una región clave para el comercio mundial, así como para el transporte de energía entre África, Europa y Asia. Cuarto, concentra grandes recursos energéticos (40% producción petrolera y 25% producción gasística en el mundo). Quinto y último, es un espacio sobrecargado de conflictos internos y externos, así como de gobiernos autoritarios.
Entendiéndolos en su justa medida, vemos que las características propias de Oriente Medio; así como su lejanía (tanto geográfica como cultural) de Sudamérica dificultan el fomento de un clima de negocios fluido como el que tenemos con el resto de países del Hemisferio, o con Europa y China. Pero esto no sería un gran impedimento si no fuera por la grave crisis que afronta esta siempre convulsionada región. El surgimiento de gobiernos islamistas en Túnez y Egipto, el irresuelto conflicto palestino-israelí, la posibilidad de una guerra a gran escala entre Estados Unidos e Israel contra Irán, la desestabilización de Libia a causa de la imposibilidad del nuevo gobierno de controlar a las diversas facciones luego del derrocamiento de Muammar Al-Gaddafi, así como la cruenta guerra civil que desangra Siria son algunas de las razones por las cuales los mandatarios árabes que nos visitan están pensando menos en invertir en un país lejano y exótico como el Perú, y pensando más en buscar mecanismos de cooperación política y resolución de conflictos en donde los países sudamericanos puedan tener alguna participación. Algo que, por cierto, no le interesa mucho a la gente por aquí.
Concluyo señalando que es necesario un mayor realismo en el análisis político, así como una urgente desideologización de nuestras Relaciones Internacionales. Sólo de esa manera podremos identificar claramente cuáles son nuestros intereses y objetivos nacionales; y así establecer una ruta clara de acciones en torno a su consecución.