Geniecillos Dominicales
Inventos Ecológicos en el Perú
(*) Revista IDEELE Nº 199, 10/Feb/10
El Perú no es solo un país de cocineros. También es un país de genios e ingenios.
Lea bien. No dijimos ingenuos, sino ingenios. Al menos cuando de creatividad y de sacarle la vuelta a la adversidad se trata. Y qué más grande adversidad que el planeta en riesgo.
Nuestro país tiene un pequeño pero calificado contingente de científicos que continúan investigando e inventando a pesar de las imaginables e inimaginables trabas burocráticas y desinterés mentecato.
Uno de los más graves problemas que enfrentamos hoy es el Cambio Climático: el Perú está en primera línea. Una de las riquezas de las que más nos solemos jactar (aparte de la comida, claro está) es nuestra diversidad climática, y es precisamente esa diversidad la que puede pasarnos la factura en un mediano plazo. El año pasado, el Centro Tyndall (Inglaterra) realizó un estudio que indica que nuestro país será el tercero en el mundo (junto a Honduras y Bangladesh) entre los que más sufrirán las consecuencias del Cambio Climático. Muchos productos agrícolas tendrán que variar, ser llevados a otros lugares; los glaciares se irán derritiendo y los patrones de lluvia cambiarán, lo que, con el tiempo, irá generando nuevos conflictos sociales, principalmente a causa de la escasez de agua.
Eduardo Gold, Jorge Gutiérrez y Raúl Muñoz son tres peruanos que optaron por descruzarse de brazos y poner sus manos a las obra en tres ideas singulares: pintura blanca para aquietar el calor, un árbol artificial, un carro de aire y una máquina que fabrica políticos honestos. Esta última falta concretarse.
Una brocha y un balde de cal
Cuando Eduardo Gold soñaba con salvar la Tierra, no se imaginaba con una brocha gorda pintando cerros. El fundador de la ONG Glaciares Perú es un científico autodidacto que apenas tuvo un paso fugaz por la universidad. En vez de coleccionar cartones, Eduardo prefirió rebanarse los sesos en busca de una solución para el derretimiento a causa del calentamiento global. Parece que la encontró.
Desde remolques de piedras para construcción y minifábricas de cemento hasta cocinas de briquetas de carbón; nuestro entrevistado tuvo muchas reticencias iniciales al momento de presentar su nueva idea. ¿Y cuál es esa nueva idea? Simple: pintar de blanco, con cal, las montañas donde se ha derretido el hielo glaciar para evitar el calentamiento global. ¿Cómo funciona esto?
“La idea es modificar el albedo de los cerros” —nos cuenta—. “No es algo complicado. El albedo es la porción de luz visible reflejada por una superficie. Cuando una montaña está cubierta por nieve, entonces la radiación solar se refleja sin ser absorbida por la atmósfera. El problema es lo que sucede si ya no hay nieve que refleje esta luz solar.”
El asunto que plantea Gold es el siguiente: Si el hielo se derrite, la montaña queda desnuda y el albedo se hace cada vez más bajo, convirtiendo la radiación en calor, que termina siendo absorbido por la Tierra. Entonces, a mayor derretimiento, mayor aceleración del proceso de calentamiento global.
“¿Y por qué es tan grave?” —se pregunta—. “Porque según un estudio de la Universidad de Berkeley, está demostrado que la absorción de calor por esas montañas calienta la Tierra mucho más que otras fuentes consideradas por lo común bastante más contaminantes. Es decir, calienta la Tierra mucho más incluso que el humo de todos los automóviles de los Estados Unidos. Esto no se toma en cuenta y se está desviando el problema de su raíz.”
“Por ello, si pintamos de blanco las montañas se podría enfriar el ambiente y favorecer la acumulación de hielo sobre ellas. Es prioritario proteger los glaciares desde los 4.700 msnm hasta los 5.200 msnm, ya que proveen el 90% del agua que consumimos.”
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10 veces más grande tendría que ser el planeta para poder tolerar los hábitos de consumo del primer mundo en el resto de países.
5.000 kg de cal por hectárea se necesitan para pintar los cerros.
75 jornales por hectárea (1/100 km2) se necesitan en promedio para realizar este trabajo.
3.000 a 5.000 km2 es lo que se necesitaría para pintar lo que se requiere en todo el país.
1 km2 es el proyecto inicial cubierto por el Banco Mundial.
0 soles es el costo que este proyecto tendría para el Estado Peruano.
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Llama la atención de manera particular que quien debiera ser el principal impulsor de esta clase de iniciativas —el Ministerio del Ambiente— sea más bien su principal detractor, sin haber discutido científicamente la propuesta. Cuando los miembros de Glaciares Perú se reunieron con el ministro Antonio Brack, recibieron una negativa a discutir su plan, entre otras cosas, por el hecho de que Gold es un científico no académico, y por el convencimiento de Brack del inevitable deshielo de los glaciares (ya los desahució). Los glaciares se perderán de todas maneras, razonaba Brack; la tarea es concentrarse en medidas adaptativas a esa situación y buscar fuentes alternativas de agua. El general que tenemos en la guerra contra el calentamiento global da la batalla por perdida antes de iniciarla.
Pero, por suerte, no todos piensan como él. La teoría de Gold fue estudiada y analizada por el equipo de científicos del Banco Mundial en el marco del Concurso Cien Ideas para Salvar el Planeta, realizado en noviembre del 2009, y recibió así un financiamiento de esta entidad para ejecutar su proyecto en una fase inicial que ya se está implementando. Solo el tiempo dirá hasta qué punto esta iniciativa puede lograrlo.
Un árbol sin hojas
En la esquina de Aviación con Angamos, en Surquillo, hay un árbol diferente de los demás. No tiene hojas, tampoco tronco; de hecho, ni siquiera tiene vida; pero absorbe tanto monóxido de carbono como una hectárea de árboles reales. El PAU-20 (Purificador de Aire Urbano), creación del ingeniero Jorge Gutiérrez y la empresa Tierra Nuestra, entrega 20 millones de metros cúbicos de aire limpio al día, y se ha proyectado la instalación de 400 nuevas unidades en cuatro años.
Gutiérrez nos explica el esquema de producción del PAU-20: -“El costo de fabricación del Súper Árbol es de alrededor de US$ 100,00, pero quisiera resaltar el hecho que no vendemos las maquinas, las construimos financiadas a largo plazo (4 años), poseyendolas y administrandolas, damos el servicio de purificación de aire urbano sin costo para la ciudadanía en general o para los gobiernos locales, Central, y este servicio lo paga las empresas privadas que desean plasmar su RSE, a traves de su patrocinio a un costo similar al de un panel publicitario de la calle”-.
“La idea de nuestro invento es reducir lo más posible el dióxido de carbono que se emite durante el día” —nos cuenta—. “El PAU tiene un mecanismo interno de tipo aspiradora, que absorbe el aire contaminado retirando principalmente gases provenientes de la combustión automotriz como el CO2 y el SO2, reduciéndolos hasta niveles imperceptibles. Lo ideal es que sean aplicados en las grandes ciudades, sobre todo en zonas críticas donde hay una gran circulación de automóviles y básicamente en las horas punta.” Estando estos gases entre los causantes del cambio climático, se contribuye a combatirlo, pero también se evita que otros elementos nocivos del aire contaminado, como partículas, bacterias o gérmenes, se trasladen a otros lugares de la ciudad.
Ciertamente es difícil contrarrestar los efectos de la contaminación ambiental, pero con este invento se pueden mantener los índices de contaminación a un nivel tolerable. Gutiérrez cuenta con que este invento, cuya validez ha sido probada, comience a ser implementado con más fuerza en nuestra ciudad. “A través del Programa del Super Arbol en los próximos 4 años, tenemos planeado implantar 400 unidades del PAU 20 en la ciudad de Lima, esto significara purificar aire para 8 millones de personas al día, generando un real programa de limpieza del aire que no se esta haciendo en ningún lugar del mundo. Además de la Municipalidad de Surquillo, ya tenemos firmado convenios para instalar los Super Arbol en el distrito de Comas, La Victoria y el Callao”. –concluye.
El carro de aire
Cuando hablamos de reducir nuestro impacto ambiental, en especial como peruanos, lo primero que se nos viene a la cabeza son los carros. Un combustible que se queme más limpiamente, como el etanol o el gas, parece ser la gallina de los huevos de oro para los investigadores. La idea es que el motor funcione produciendo la menor cantidad de porquería posible.
Pero ¿y si mejor no usamos combustible? Es más: ¿qué tal si no usamos un motor en absoluto?
Entra en escena Raúl Muñoz, diseñador industrial graduado de la PUCP y fanático del deporte extremo. Y sí, Raúl creó para la práctica deportiva el Perunator, un vehículo para una persona que no funciona ni con gasolina ni con etanol ni con gas ni con electricidad ni con nada que pretenda hacer funcionar un motor que, claro, no tiene.
El Perunator te lleva a la naturaleza, te pasea por las dunas, te levanta por el aire y te hace girar 360 grados. Por ahí va el plan, pues Raúl dice que “cuando uno hace un deporte extremo, se siente íntimamente unido a la naturaleza. Ése es tu elemento: la arena, el aire”.
Y ése es, justamente, el truco de Raúl: el aire. Explica: “El Perunator es un carrito hecho de tubos, lo que lo hace muy ligero. Esto es necesario para que no pese mucho y el viento lo jale. Su sistema es muy similar al de un parapente: tiene encima un parafoil, una especie de vela aerodinámica, que es jalada y a su vez arrastra el carro. Ésta se une con líneas de vuelo iguales a las de un parapente, que controlan la dirección”. Como cualquier vehículo a vela.
Para la realización del proyecto, Raúl buscó a especialistas de muy diversas áreas. Hizo focus, se entrevistó con psicólogos, geógrafos, sociólogos, biomecánicos y especialistas en la ciencia del deporte. En la búsqueda de la relación con la naturaleza, incluso entrevistó al pintor Ricardo Wiese, “que —dice Raúl— trabaja mucho con la arena, su vínculo con este elemento y las sensaciones que le generan”.
Vamos, estamos hablando de un vehículo que ni siquiera tiene un motor y que avanza por terrenos difíciles usando una especie de vela-cometa. Chúpate ésa, Mac Giver.
Los inventos reseñados son solo una muestra de lo que pueden hacer la dedicación, el ingenio y una pizca de locura. Una muestra de lo que se puede hacer en un país como el nuestro, donde puede sobrar cualquiera de esos elementos. Por el momento son una apuesta en solitario. Son pocos, pero son. Y podrían ser más. Hablamos de miles. Actualmente hay casi 4.000 científicos peruanos trabajando en el exterior; de ellos, la mitad reside en Brasil. A ver si Eduardo, Jorge o Raúl nos sorprenden un día y se inventan una máquina que fabrique buenos políticos.
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Algunos Datos:
4 son las consideradas “horas punta” de tráfico en la ciudad: de 5:30 p.m. a 9:30 p.m. Es en este lapso cuando la contaminación automotriz es mayor.
10 metros cúbicos de aire es lo que un ser humano respira al día.
20.000 personas/día es lo que puede absorber de aire el PAU-2.
1 hectárea de eucaliptos es la equivalencia del PAU-2 en absorción de dióxido de carbono por día.
200.000 metros cúbicos de aire es lo que absorbe el PAU-2 por día.
60 decibeles es el nivel de ruido que produce el PAU-2. Es equivalente a una lavadora casera.
2`000,000 son las personas que mueren anualmente por contaminación del aire. (Fuente: Informe OMS 2009)
13,500 personas mueren anualmente en el Perú por la misma causa. (Fuente: Defensoría del Pueblo)
119 son los puntos críticos de contaminación identificados en Lima (Cruces, avenidas, paraderos, etc.)
2,500 automóviles circulan al día en estos puntos.